Mi Hijo Le Tiene Miedo A Los Truenos

En este sentido, refuerza sus respuestas de afrontamiento, y no las de evitación, como reposar en el sofá. Como padre o madre puedes tener la mejor de las intenciones, pero si no tienes precaución, puedes comenzar a dar de comer su miedo. Por ejemplo, si tu hijo te afirma que le tiene temor al monstruo que está en el armario, no uses la escoba para espantar al monstruo o el “aerosol anti-monstruos”. Permite que tu hijo exprese lo que siente; anímale a que hable sobre lo que le asusta en el momento de acostarse. Préstale atención, no le escuches como aquel que pone la radio de fondo mientras efectúa otra tarea. Desde el área de laPsicología Infantil, diversas investigaciones han concretado algunos de estos miedos y la edad habitual a la que se muestran.

Una vez que responda, podemos proponerle una explicación racional, que le será muy útil para asistirle a entender qué ocurre, y pasar a un tema más interesante. No debemos dudar en darle detalles a fin de que la tormenta sea un tema algo menos espantoso, e incluso mucho más cautivador. La Mente es Fantástica Revista sobre psicología, filosofía y medites sobre la vida.

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Uno escucha de manera regular que la gente necesita terapia EDMR, o algo así, pero por extraño que parezca, lo superé sin ayuda de eso. No tuve ninguna experiencia traumática agregada con truenos y relámpagos, y, esta es la parte más esencial, mejoré bastante al poner las cosas en visión. Haber tenido pesadillas o temores infantiles a las tormentas no superados.La cabeza infantil puede crear toda una secuencia de miedos en los días de tormenta.

Lo primero que van a tratar de averiguar es si hubo un evento o un episodio en concreto que el niño asocie con una tormenta y que le haya provocado este temor irracional. Al igual que con otras fobias o temores recurrentes hablamos de exponer al perjudicado de una manera gradual al aspecto del temor. Los niños pequeños gritan y lloran a lo largo de las tormentas eléctricas. Y esta, es verdad, es una reacción completamente natural y habitual.

Fobia O Temor A Las Tormentas

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Este temor a reposar solo lo podemos notar en el momento en que llega la hora de ir a acostarnos y el niño se resiste a hacerlo. Ahora me digo a mí misma que estoy adentro y que estoy a salvo. Pero aún prefiero estar tapada con una cobija cuando comienzan los truenos, y prefiero no tener ningún aparato eléctrico a mi alrededor. Si estoy en el hogar y veo un rayo a lo lejos, es muy posible que llame a mi empleador y le diga que voy a estar allí cuando concluya la tormenta. Si durante la noche escucho una tormenta afuera, me siento cómoda con mi marido.

Mi Hijo Tiene Temor A Los Ruidos Fuertes Y A Los Sitios Ruidosos

Me provocan escalofríos y siento tal y como si el mundo se fuera a finalizar. He estado en la cama llorando como un niño incontables ocasiones, una vez que comenzara a atronar el cielo. El origen de tus miedos también puede estar en haber perdido a un ser cercano gracias a un accidente de automóvil provocado por una fuerte tormenta. En otros casos, te puede faltar la respiración o sufrir un ataque de ansiedad. Ansiedad, temblores, sudores y lloreras en el momento en que se aproxima la oportunidad de una tormenta.

Otra gente también tienen esta fobia y hay herramientas para contrarrestarla. Normalmente, el miedo a las tormentas o brontofobia comienza en la edad infantil y se puede prolongar hasta la edad avanzada. Cabe apuntar que el miedo es una emoción que, durante los años, permitió al humano sobrevivir y alejarse de las situaciones de alto peligro. Por tanto, se trata de una emoción evolutiva y adaptativa que es muy normal que los niños sientan habitualmente a lo largo de la niñez, en tanto que aún están explorando y conociendo el planeta que les circunda. Además, las mamás y los padres de los pequeños con esta fobia deben implicarse activamente en el régimen, proseguir los consejos del sicólogo y actuar como fuente de acompañamiento y entendimiento durante todo el desarrollo.

La fobia o temor a las tormentas, o brontofobia, se basa en un temor extremo a los ruidos, truenos o relámpagos a lo largo de las tormentas. Es frecuente en pequeños y normalmente desaparece con la edad. En ciertos casos, persiste en mayores llegando a producir ansiedad y ataques de pánico que previenen una vida habitual. Mis progenitores no se amedrentan, y yo no soy una persona miedosa; no le temo a ninguna otra cosa. Aún de este modo, le he tenido temor a las tormentas eléctricas desde el momento en que era una pequeña pequeña. No es sólo el sonido; no le temo a los fuegos artificiales, por poner un ejemplo.

Pero, como padres, es verdad que tranquilizar a los pequeños no es sencillo. Y, en el caso de las tormentas, esto se debería primordialmente a su inmediata transformación. En torno a lossiete y doce añosde edad los miedos iniciados en etapas más tempranas como los seres sobrenaturales, las lesiones físicas u otros, pueden proseguir de forma mucho más suave y perdiendo intensidad. Pese a su con limite avance cognitivo y también intelectual aun los bebés menores de un año tienen temores.