La imagen del sapo como agente del mal se establece en manifestaciones escultóricas y contenidos escritos literarios hacia el siglo XII. La reputación del sapo se asocia tanto con la brujería como con el folklore, y se asienta en la tradición tradicional siendo incorporada en la literatura por autores cristianos medievales para llamar la atención de su público. Ya que el sapo está dotado de los poderes de la diosa de la desaparición y la regeneración, sus funciones consistían tanto en ocasionar la desaparición como restablecer la vida.
Al llegar, el resto animales le preguntaron por el sapo, a eso que contestó que no pensaba que fuera viable que viniera, ya que el sapo solamente si saltaba como para lograr el cielo. Entonces el sapo salió de su escondite y apareció de improviso frente a la concurrencia, mucho más hinchado y orgulloso que de costumbre. Le recibieron con enorme asombro, entre aplausos y felicitaciones, mientras se reían del uruburú. Una leyenda muy popularizada por América cuenta de qué forma el sapo llegó a tener el aspecto de hoy si bien en un comienzo tenía una espalda lisa y lustrosa. Ocurrió que el sapo y el uruburú fueron convidados a una fiesta que se iba a realizar en el cielo de los animales. El uruburú mencionó que asimismo se encontraba invitado, a fin de que el sapo se dejara de jactancias, y se fue convencido de que el animal verde era un enorme farsante.
Lo que puede aportar una nueva perspectiva que se añade al rito además del claro componente de iniciación se le suma, enriqueciéndolo, este otro ingrediente simbólico apuntado de fertilidad-productividad. Pero las creencias y supersticiones no terminan aquí, ya que para bastantes pueblos la presencia del batracio es anuncio de muerte. En el NO. de Siberia los nikhs de Sakhalin hacían imágenes de sapos, con capullos en cada extremidad, para utilizarlos durante las fiestas conmemorativas de finados.
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Pocos médicos lograron sustraerse al encanto del sapo como material con la capacidad de calmar los dolores humanos. Por el contrario el sapo desempeña un papel importante, ya como antídoto, ahora como elemento de superstición, y es muy empleado por los gauchos, que hacen de él un animal sagrado. Su acción terapéutica no queda limitada al hombre, sino se hace extensiva a otros animales. Puesto sobre una herida, puede curarla y, hasta hace poco tiempo, en la zona alpina de Baviera se pensaba que estas criaturas tenían destacables propiedades curativas si se les daba muerte a lo largo de los días dedicados a la Virgen María, esto es, el 15 de agosto y el 8 de septiembre. Se los clavaba en las puertas de viviendas y establos para resguardar animales y humanos de las anomalías de la salud y la desaparición; matándolos cualquier otro día, eran mortales. Entre los mapuches existe la creencia de que los sapos conservan el agua de las vertientes y los manantiales.
Hoy en dia, existe aún una creencia popular en los Estados Unidos según la que los sapos pueden ocasionar la aparición de verrugas. Otro aspecto importante acerca de los rituales es el de las etapas que comprende todo ritual. En este punto, se admiten las tres etapas clásicas planteadas por Van Gennep en 1909 en su libro en relación al estudio de los ritos de paso en distintas etnias. La primera, que él llama de separación debido a que las sociedades mas primitivas que él estudió incidían bastante en la necesidad de la separación anterior de los que serían iniciados en la ceremonia, respecto al resto de la red social, se caracteriza por los preparativos necesarios para la realización correcta de la ceremonia. Este momento de preparación para el ritual, debido a las fuerzas que se comienzan a movilizar, es una sección tan esencial del proceso ritual como el hecho en sí.
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Por su parte la terapia familiar sistémica tiene una tradición de utilización de rituales conformados en sesión que parte del trabajo efectuado por Mara Selvini y la escuela de Milán en los años 1970 y que llegó a convertirse en una de las técnicas características del modelo sistémico. Su efectividad para conseguir cambios terapéuticos ha sido descrita por elevado número de clínicos en la literatura sistémica . El poeta latino Horacio detalla en el Epodo V (núm. 6) una escena de magia negra donde la hechicera Canidia realiza un filtro amoroso con las visceras secas de un niño al que hace fallecer de forma lenta, higueras salvajes arrancadas de tumbas, cipreses fúnebres, huevos y plumas de un buho embadurnadas con sangre de un horrible sapo. Esta macabra historia alimentó la mala reputación de este animal entre los romanos. Durante la misa los quintos presiden la liturgia en los sitios premeditados y reservados a las autoridades. De este modo los quintos llenan el lado izquierdo del altar, las jóvenes de gallo el derecho y las quintas el primer banco al costado del altar.
En semejantes ocasiones es recurrente que la gente no manifiesten sus emociones ni sentimientos por miedo a la trascendente amenaza de una pérdida de control. Exactamente, en tales circunstancias, es en el momento en que los rituales favorecen y encauzan la expresión de fuertes conmuevas, impidiendo que se desborden. Asimismo, propician una elaboración no consciente de la crisis, haciendo que los sujetos contemplen los cambios, operados en ellos y en sus relaciones, como algo que escapa a su comprensión . Los rituales de transición apuntan y al tiempo permiten efectuar el paso de una etapa a otra del ciclo escencial. Su componente de acción provoca que los roles, relaciones, reglas y concepciones de todo el mundo se alteren a lo largo de su ejecución .
Desde este criterio, la terapia se expone, en parte, como un contexto para la reescritura de las vidas y las relaciones de la gente que llegan a asistir a terapia por diversas circunstancias problemáticas. Recientemente fui a conocer a los médicos brujos en sus clínicas en torno a Sierra Leona. Cada una de la gente que fotografié es miembro del Consejo Curanderos Tradicionales. Ellos aseguran que además de curar, también son capaces de maldecir —e inclusive matar— a sus enemigos.
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En la historia de historia legendaria de El Sapo de piedra se cuenta de qué manera un sapo había comido la mucho más grande y arenosa papa de una vieja que era medio bruja y cómo le echó la maldición al animal, diciéndole que se convirtiera en piedra. El Popol Vuh cuenta que en una ocasión la abuela envió al piojo a decirles a sus nietos que los señores de Xibalba querían jugar con ellos. Para que el mensaje fuera mucho más rápido, el sapo, que se encontraba en camino, se ofreció a llevar al piojo en sí y se lo tragó.
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Siguiendo este esquema la preparación del ritual incluye el encargar a alguien popular que realice la relación así como aprenderla y practicar el recitarla. El aprender la capacidad, si no se conoce ahora, de montar a caballo, siendo recurrente que los quintos salgan en conjunto semanas antes al campo a entrenar la monta para familiarizarse con la montura. Recientemente más que nada muchos quintos y quintas prescinden de esta parte, sobre todo los que no viven en el pueblo, y pasan de forma directa a montarse en el caballo durante la duración de la ceremonia, mientras que el caballo es sujetado durante la duración de la ceremonia por el dueño.
Esta liturgia históricamente ha sufrido diferentes avatares, pero en lo esencial apenas ha variado. Al día siguiente recorrerán el pueblo cantando y haciéndose ver, casa por casa, lo que lleva por nombre “correr el chorizo”, ya que llevan un varal para recoger los chorizos y el dinero que los vecinos les quieran ofrecer para calmar los gastos de la celebración, al unísono que pararán en las viviendas de los quintos para repostar comida y bebida. Como clásicamente se ha descrito todo ritual se constituye de tres fases, la fase de preparación- que Van Gennep llama de separación, la etapa de realización de la liturgia ritual y por último la etapa de reincorporación a la novedosa situación. La naturaleza simbólica del ritual hace posible que operen y se mantengan al mismo tiempo los dos aspectos de una contradicción. Según Solena Carro“ese hecho está relacionado con la brujería, santería,y macumba usar gallinas, cortarles la cabeza y otros animales fallecidos es muy normal en este género de prácticas”. Si en el árbol genealógico de la evolución de las especies constituye el grupo filético mucho más primitivo de los vertebrados superiores, en el de la superstición y la historia de historia legendaria su antigüedad corre pareja y es que el hombre, en frente de la característica fealdad del batracio, sintió miedo hacia la bestia.